.En varios días me mudo por completo al campo. Me mudo al campo después de nueve años de vivir entre Río Piedras, Guaynabo, Bayamón, Viejo San Juan, Miramar y Santurce, y es el alivio más alivio que he sentido en años. No hay nada como la sensación de desconección de todo a lo que se está acostubrado. Y entonces, para futuros adioses, ensayo desde ahora. Voy a extrañar a Claudia y a Virgilio; a Dorín con sus 78 mil preguntas diarias; a correr bicicleta por las tardes y corretear a los gatos haciendo como si los fuese a atropellar; al nene quinceañero de la calle de atrás, al que miraba, por molestarlo, con ojos de "te voy a brincar encima" (lo siento); a los viejitos que comían a las 6:30 en el balcón, en la calle del museo; ver a las nenas salir de las clases de ballet y desayunar en el bistro. Y así voy a extrañar las insistencias de Claudia, y nuestras conversaciones en el balcón; Ver Weeds y escuchar mixes; hablar de nenes, de nenes que no hacen caso, de amores frustrados y posibles amores, y estrujes y besos, y cenas, y chatroulette, y scrabble con Bucho, y bicicleta con Charlie y todo lo que anduve haciendo desde noviembre hasta ahora.
-Uno
-Uno
No hay comentarios:
Publicar un comentario