.Haciendo así como una introspección de lo que fue el 2009, tengo que aceptar que fue un buen año. Empezó bien, se puso raro como en marzo, pero ha terminado bien. Amorísticamente empezó bien, luego vino una sacudida como las de la playa de Ocean Park y entonces, todo volvió a la normalidad después de 500 playlists tristes, dósis de películas rompecorazones, y de reflexiones. Por otro lado, me dieron permanencia en mi trabajo con todos los beneficios que eso conlleva y para coronar todo, ilustré dos libros, hice 50,000 flyers, 900 ilustraciones, empecé Proyecto Dieciocho con Claudia y terminé con lo más que me causaba estrés y falta de sueño: terminar mis eternos bachilleratos y decirle adios a la Universidad de Puerto Rico. Esto del trabajo de investigación, pienso que el haberlo postergado por tanto tiempo, tuvo su razón de ser. Entonces ahora lo veo desde otro ángulo.
.Yo siempre hago resoluciones y las olvido a mitad de año, así que esta vez no voy a pensar en nada que no sea hacer todo lo posible por moverme. Ya cerré capítulos y entonces ahora resta montarme en la patineta y atreverme a tirarme por la cuesta.
.Agradezco, desde lo más profundo, a todas las personas que aportaron beneficiosamente, igual a los que hicieron verdaderas cabronadas, y recibo el año sin melodramas y tragedias.
.Entonces, este 2010, le damos la bienvenida a: más libros para ilustrar, amigos eternos, viajes, y pajas mentales de las buenas. Feliz Año desde ahora, porque por primera vez despido el año lejos de mi familia (mi madre me ha desheredado), y me esperan festejos de playlists de despida de año y una borrachera de las más asquerosas en la historia de la humanidad, entre trajes brillosos, pelos largos, maquillaje y zapatos altos. Fin.
.PS: Tengo en mi teléfono un correo de voz de Abdullah, mi amigo que me da las recetas médicas baratas. Es el mejor mensaje de amistad. Dice que no sabe si me entregó unos antibióticos. Es el mejor. Me habla en árabe y me pregunta cosas de la vida. Hablando de árabes, hago eye contact con el hijo del dueño de conocida farmacia del área metro. Quizás sea mi futuro esposo.
.Yo siempre hago resoluciones y las olvido a mitad de año, así que esta vez no voy a pensar en nada que no sea hacer todo lo posible por moverme. Ya cerré capítulos y entonces ahora resta montarme en la patineta y atreverme a tirarme por la cuesta.
.Agradezco, desde lo más profundo, a todas las personas que aportaron beneficiosamente, igual a los que hicieron verdaderas cabronadas, y recibo el año sin melodramas y tragedias.
.Entonces, este 2010, le damos la bienvenida a: más libros para ilustrar, amigos eternos, viajes, y pajas mentales de las buenas. Feliz Año desde ahora, porque por primera vez despido el año lejos de mi familia (mi madre me ha desheredado), y me esperan festejos de playlists de despida de año y una borrachera de las más asquerosas en la historia de la humanidad, entre trajes brillosos, pelos largos, maquillaje y zapatos altos. Fin.
.PS: Tengo en mi teléfono un correo de voz de Abdullah, mi amigo que me da las recetas médicas baratas. Es el mejor mensaje de amistad. Dice que no sabe si me entregó unos antibióticos. Es el mejor. Me habla en árabe y me pregunta cosas de la vida. Hablando de árabes, hago eye contact con el hijo del dueño de conocida farmacia del área metro. Quizás sea mi futuro esposo.
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